Lo más importante es disponer de una identidad digital. Es decir, un componente que nos represente en la red, donde no se nos puede ver. Este componente es el certificado digital.

Un certificado digital puede entregarse en software, tarjeta criptográfica, o token critográfico.

Para firmar documentos, necesitaremos una aplicación. En nuestro caso, ClickSign o PortaSigma.

En el caso de certificados digitales distribuidos en token criptográficos, además necesitaremos los drivers correspondientes para que nuestro ordenador pueda reconocerlos.

Si el certificado digital está contenido en una tarjeta criptográfica, también necesitaremos un lector de tarjetas.

Es una tarjeta de tamaño y forma idéntica a las tarjetas bancarias, pero que contiene claves critpográficas, y certificados digitales.

Estos datos nos sirven para identificarnos frente a aplicaciones informáticas, o servicios en internet.

Las siglas PKI provienen del inglés Public Key Infrastructure.

Una infraestuctura de clave pública es un conjunto de herramientas, cuya misión es proveer a un conjunto de usuarios de certificados digitales.

Dispone de mecanismos para recoger los datos de los usuarios, generar los certificados digitales, revocarlos, o controlar su vigencia.

Es un dispositivo similar a un pendrive, que en lugar de memoria contiene un chip de seguridad capaz de llevar a cabo operaciones criptográficas.

Permite el almacenamiento de certificados digitales, y normalmente se conecta al PC via interfaz USB.